lunes, 31 de octubre de 2016

AGENDA CULTURAL DE LA CIUDAD DE MEDELLÍN



Aún quedan muchos eventos a los que asistir. ¡No te pierdas las variadas ofertas para hoy 31 de octubre!


martes, 25 de octubre de 2016

El primer festival literario Ouroboros, organizado por Ouróboros Corp, tuvo lugar el día 10 de octubre en el Parque Biblioteca Fernando Botero.



























AGENDA CULTURAL DE SAN CRISTÓBAL (COMUNA 60)

SEMANA CULTURAL CIUDADELA NUEVO OCCIDENTE

Están cordialmente invitados a la Semana Cultural de la Ciudadela Nuevo Occidente.  Es la primera vez que se hace este evento en la ciudadela, el cual tiene como objetivo principal descubrir los talentos en música, canto y baile artístico del sector.
PÚBLICOS: Niños - Jóvenes - Adultos - Adultos mayores
LUGAR: Noviembre 4 y 5: UVA Nuevo Occidente, calle 64 # 98.
Noviembre 6: Plazoleta Villa Suramericana, calle 64 # 52 - 103.




FESTIVAL DE ROCK SAN CRISTÓBAL 

Todos están cordialmente invitados al RocKristóbal Fest 2016 el próximo sábado 12 de noviembre en el teatro del parque biblioteca Fernando Botero.
Nos vemos desde las 12:30pm.








FESTIVAL DE TEATRO 

Están cordialmente invitados a participar del Festival de Teatro, enmarcado en la Semana Cultural de San Cristóbal, con funciones teatrales para todos los públicos en diferentes veredas del corregimiento.
Nos vemos el viernes en el teatro del Parque Biblioteca Fernando Botero y el sábado en la Casa de Integración y Convivencia (vereda La Loma)


FESTIVAL DE LA CANCIÓN 
En el marco de la Agenda Cultural del corregimiento de San Cristóbal (Comuna 60) les extendemos la invitación a participar del Festival de la Canción.

Recuerden que el evento final será el martes 8 de noviembre.








FESTIVAL DE TEATRO 

Están cordialmente invitados a participar del Festival de Teatro, enmarcado en la Semana Cultural de San Cristóbal, con funciones teatrales para todos los públicos en diferentes veredas del corregimiento.
En esta ocasión nos vemos en San Pedro (La Loma)





FESTIVAL DE SALSA LA LOMA



En el marco de la Agenda Cultural del corregimiento de San Cristóbal (Comuna 60) les extendemos la invitación a participar del 9° Festival de Salsa La Loma.
Día: Domingo 16 de octubre de 2016
Hora: Desde la 1:00pm hasta las 12:00am.
Lugar: Concha Acústica en la vereda La Loma.


FESTIVAL DE LAS RAZAS YGASTRONÓMICO

En el marco de la Agenda Cultural del corregimiento de San Cristóbal (Comuna 60) les extendemos la invitación a participar del 6° Festival de las Razas y Gastronómico.

Día: Domingo 16 de octubre de 2016

Hora: Desde las 10:00am hasta las 5:00pm.

Lugar: Parqueadero Ciudadela Roblemar. Organiza Jac Roblemar


LA POESÍA DE LA VIOLENCIA EN MARÍA MERCEDES CARRANZA




Las ventanas muestran paisajes destruidos,
carne y ceniza se confunden en las caras,
en las bocas las palabras se revuelven con miedo.
En esta casa todos estamos enterrados vivos.



Carranza ve en la poesía y en la función social de la palabra la oportunidad de nombrar los problemas de una sociedad colombiana, en la que los gritos y lágrimas que dejan la muerte se asumen como un hecho cotidiano. Por ello además, destaca y recupera, en cierto modo, el elemento unificador que la poesía despliega entre los hombres y en el tiempo en el que se va configurando la historia.
Carranza hace una interpretación poética del territorio y de la sociedad que tanto le incumbe e inquieta, alcanzando así la esencialidad y la sencillez de la reflexión humana sobre lo que acontece, reflexión en la que destacan sobre todo los aspectos de novedad y crítica que introduce.
Carranza, a quien en su obra le preocupa sobremanera la noción del lenguaje, nunca dejó lejos de su mirada ni fuera de su obra poética la preocupación e interés por el entorno que la rodea. Al respecto, José Emilio Pacheco en el prólogo de Poesía Completa de esta poeta, afirma:
“María Mercedes Carranza nunca fue indiferente a la diaria tragedia de Colombia y de nuestra América toda. El canto de las moscas permanecerá como la elegía más sobria y también más doliente a las muertes plurales y a las víctimas anónimas” (Carranza, 2004: 13).



El canto de las moscas
La obra el Canto de las moscas de María Mercedes Carranza, es un amplio campo que permite hacer el análisis de diversos factores que están implícitos en la realidad de Colombia, una realidad que ha estado caracterizada por la violencia y la fragmentación social.  En el Canto de las moscas Carranza recorre la geografía de Colombia, de una nación disgregada no sólo por su naturaleza, sino por sus diferencias socioculturales y económicas.
Es la violencia, lo que va unificando en este recorrido, el país con la mirada poética de Carranza. A propósito, Pacheco anota: “En El canto de las moscas los nombres-Necoclí, Dabeiba, Humadea, Ituango, Taraira, Cumbal, Soacha- forman la letanía de la sangre, la música de nuestra interminable danza macabra” (Carranza, 2004: 13).
Más adelante, señala Pacheco: “los poemas son epitafios colectivos rodeados de silencio por todas partes, un silencio que se opone al estruendo de las armas y al clamor de los gritos” (Carranza, 2004: 14).
Es en el Canto de las moscas donde se hace evidente que la visión de Carranza va más allá de lo humano, parece que ella nos quiere hacer notar que después de tanta muerte no queda ya ni siquiera el hombre. Lo que queda es la naturaleza afectada por el ruido del desierto que el hombre y el desarrollo ha fabricado. Su reflexión sobre el hombre en esta situación mortal se ve expuesta en su poesía en la que ya no aparece el yo, sino que parece venir de más allá del hombre, con lo que pone el énfasis en la dedicación al otro y en la salida fuera de los límites de la individualidad y sus prejuicios narcisistas.
La enunciación de la violencia
Es la violencia lo que reúne bajo un mismo conjunto espacios alejados y marginados por la visión mono-política de una centralidad que históricamente ha descuidado las regiones y que en el mejor de los casos las tiene en cuenta para explotar sus recursos o para minar las relaciones humanas de sus habitantes. El recurso a las provincias alejadas y olvidadas vuelve a encontrar el eco de una crítica a la razón y al desarrollo de lo urbano, de lo central y del poder.
Después de haberse dado cuenta de sus influencias, encuentra su manera particular de referirse a un mundo en conflicto, a una época signada por la violencia, por el olvido y la catástrofe social y se refiere a ello mediante un lenguaje depurado, que se critica a sí mismo y que se destina al otro como principal garante de su esfuerzo creador. Por ello, es válido sobre lo que de su poesía escribe, Fernando Garavito: “la escritura de María Mercedes Carranza fue un persistente ejercicio contra el poder” (Carranza, 2004: 15). Es de esta manera que, su palabra adquiere una identidad y un destino, pues logra acercarse a lo humano, a lo que verdaderamente importa retratar. La condición de una sociedad se evidencia en estos poemas breves donde la desolación del ser es patente.
Y es así puesto que no sólo se destaca la condición social marcada por la violencia sino también la caracterización geopolítica de un territorio y de un ambiente amenazado por la muerte. De este modo, sus cantos adquieren un alcance social colectivo, pues integra lo marginal y le gana terreno a una memoria bastante afectada por la indiferencia y por el dolor silencioso y no reconocido del otro.
Se puede afirmar que Carranza recorre los terrenos de la desesperanza en un mundo, un país y una época, que lejos de ser la caracterización local de un territorio, es ya una exposición de la condición humana.
Su poética se adentra y recrea los espacios en los que la destrucción se ha convertido en cotidianidad o en los que el tedio invade el sentir, como en el poema “Bogotá, 1982”:
en las calles empinadas y siempre crepusculares,
luz opaca como filtrada por sementinas láminas de alabastro,
ocurren escenas tan familiares como la muerte y el amor,
estas calles son el laberinto de andar y desandar
todos los pasos que al final serán mi vida. (Carranza, 2004: 100).

Búsqueda de un lenguaje con sentido

Carranza emprende una búsqueda interior que le dé a la palabra, lo justo, sin mayor artilugio, el sentido preciso, y en esta búsqueda de lo propio que emprende, encuentra un lenguaje justo que le da una identidad a su propio lenguaje. Al respecto Fernando Garavito señala que cuando ésta se enfrenta al momento de su escritura, “ya ha tenido que librar una cruenta batalla silenciosa”, y a pesar de que la escritura es una sed, una herida que no acaba de curarse:
ahí  está, en el fondo de su deseo, esa urgencia de decir, de expresar el universo que la rodea, lleno de palabras que pierden su contenido en la altisonancia, de creaciones verbales rutilantes, de maestros intocables, de memorias colectivas apegadas a la tradición, pero también de frases que restallan como un látigo…” (Carranza, 2004: 25).

Esa búsqueda de un lenguaje poético la va desarrollando en su propia poesía, de modo que prepara poco a poco ese lenguaje y esa visión sobre el mundo y lo humano en que retrata no solamente su encuentro consigo misma sino también el encuentro con su país, con las dolencias de su tierra y las injusticias humanas.
Si bien la senda poética de Carranza va entramando la búsqueda de un lenguaje humano  que logre vislumbrar el dolor y la destrucción de una sociedad, es en El canto de las moscas donde logra sintetizar su anhelo por una palabra justa, sintética, breve, pero que al mismo tiempo logra esclarecer las zonas oscuras de la meditación y de la acción social que tan amenazada se le presenta.
La búsqueda de un lenguaje y de un contenido que tenga raíces en lo propio del territorio, que a la vez muestre toda la miseria y la experiencia propia de sus integrantes, es lo que marca el inicio de su poesía.
En poemas como “Métale cabeza” Carranza reclama una palabra sin artilugios, que sea sincera y que dé cuenta de la realidad del hombre. Un lenguaje que sea resultado de una crítica sobre la misma poesía y que integre dimensiones que hasta ese momento han estado disgregadas dentro del universo poético en el que la poeta habita.
La poesía de Carranza comienza caracterizándose por un desencantamiento del mundo, en el que resalta la vivencia del hombre en toda su cotidianidad, cotidianidad marcada por la relación entre lo colectivo y lo individual, entre lo marginal y lo reconocido, entre lo local y lo universal.
Se destaca la crítica sensible a una nación injusta, segmentada y socialmente en ruinas. Carranza parece encontrar en la historia las raíces del sufrimiento; explotación por la hegemonía económica, un país fragmentado en provincias donde lo que prima es el abuso y la violencia. La nación está agrietada por los problemas sociales que se ven evidenciados en el abandono, en la inequidad, en la injusticia, en la violencia.
La crítica de Carranza se enmarca dentro de lo que puede calificarse como una puesta en duda del progreso económico y del desarrollo social y cultural de occidente. Pero no se ha dejado llevar por el colectivo modo de olvidar y percibir un mundo cotidianamente destructivo, sino que ha señalado los espacios de reflexión que el poema instaura para así diferenciar y no engrosar la historia de olvido y de resignación que la violencia siembra en cada paisaje aterrado del corazón humano.
Las moscas que cantan sobre la muerte, a pesar de que dan cuenta del desamparo del hombre, de su errante acontecer, son las mismas que sobreviven al hombre y derrumban el poder porque éste no corresponde sólo a lo público y político, sino que carga de artificios al lenguaje. Carranza logra pues devolverle la acción a la palabra, desnuda de todo interés ¿qué alcance tendrá?
Así, Carranza nos da alientos para no rendirnos ante el desastre, su poesía invita a la reflexión y actúa, pues la recepción de su obra implica un actuar que derriba barreras y aporta a la construcción de nuestro habitar en sociedad y nuestra relación con el otro, gracias a la palabra vuelta poesía.
De este modo, la poesía  de Carranza logra hermanar al hombre que sufre, a la nación fragmentada por un desarrollo cuyo signo esencial es la violencia y a la naturaleza destrozada como parte fundamental y testigo del poder de la muerte, ya los ríos de sangre no se quedarán en silencio, sino que las voces se levantarán en una voz colectiva, en un dolor que se expresa, se comprende y se puede sentir.


Bibliografía
Carranza, M., M. (2004). Poesía completa y cinco poemas inéditos. Bogotá: Alfaguara.
Carranza, M., M. (2013). Poesía reunida & 19 poemas en su nombre. Bogotá: Letra a Letra.
 Vanegas, B. (2011) El Canto de las moscas (Versión de los acontecimientos) Espiral, Revista de Docencia e Investigación.1, (1), 101 – 118.
Yepes, E. (2011). Regiones en vías de extinción: El Canto de las Moscas de María Mercedes Carranza. Lingüística y literatura. (61), 107-127.

Por: Yuly Andrea Durango
ANTECEDENTES DE LA PUBLICACIÓN



En abril de 2009, dada la falta de oferta literaria en el corregimiento nace en la casa de la cultura de San Cristóbal el taller de creación literaria “Ouroboros” con el fin de conformar un grupo que se reuniera alrededor de la literatura y en especial de la poesía, con la esperanza de conformar un grupo no sólo de lectores sino también de escritores. En el 2010 y con un grupo formado por jóvenes y adultos el taller literario “Ouroboros” decide incursionar en el programa de Presupuesto Participativo de la Alcaldía de Medellín con el fin de crear una revista literaria en la que se pueda mostrar las creaciones literarias del corregimiento. En el 2011 sale a la luz la revista literaria “Ouroboros”, la primera revista en

la historia del corregimiento y una alternativa artística para adultos, jóvenes y niños. Ese mismo año la revista pudo tener cuatro ediciones en las que se integró a habitantes de la parte central y la ruralidad, y de las instituciones educativas.  Hasta la fecha el grupo literario y la revista han logrado reunir alrededor de su proceso de creación a la comunidad mostrando una alternativa frente a la violencia, la exclusión y la intolerancia. Hasta el 2015 se han publicado 16 ediciones de la revista.
El corregimiento de San Cristóbal y la ciudad de Medellín tienen en su horizonte a una generación de jóvenes y niños, que en la oferta cultural y social no encuentran alternativas para la construcción de la realidad, el rediseño emocional e intelectual y la conservación de la memoria que en la poesía y la literatura, como expresiones vivas del lenguaje, se presenta como en ninguna otra expresión artística. Esta experiencia de taller de creación se ha dado en el contexto de un déficit creativo a nivel de construcciones locales del lenguaje, de grupos organizados alrededor de la palabra creativa y de una proyección comunitaria que valore el uso del tiempo libre por medio de la lectura, la escritura y la conversación como elementos para la percepción y el enriquecimiento de la realidad.
LA EXPLORACIÓN DE LO DESCONOCIDO EN LA POÉTICA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ



He llegado a una tierra de llegada.
Me esperaban los tuyos, deseado dios;
Me esperaban los míos
que, en mi anhelar de tantos años tuyos,
me esperaron contigo,
conmigo me esperaron.
                                    
J.R. Jiménez (El todo interno)


Autor excepcional en lo que se refiere a la exploración de lo desconocido mediante su poesía es Juan Ramón Jiménez. En su poesía lo desconocido se figura mediante diversas maneras. En especial es significativa la forma en que lo cotidiano y su mundo de objetos y temas se nos muestran bajo el aspecto misterioso, rozando lo indecible y lo incomprendido.
Desde los jardines y las rosas, desde la mujer y los pájaros, desde la tarde y la impermanencia del hombre y de todo, parte el poeta robándole al silencio las metáforas de lo infinito. Esas metáforas que aproximan la actividad dinámica del poeta al aliento primitivo de lo invisible son las que nos guían por el sendero del misterio para transformarnos en esa misma medida que nos conocemos. Pues lejos de ser solo un disfraz para la realidad, la poesía nos adentra en el conocimiento de nosotros mismos al dejar la puerta abierta al enigma:

EL NUEVO DIA (Fragmento)

¡Ignota mina de los sueños
-sólo un aroma vago, un
color desvanecido,
un acento sin nombre-,
a cuyo oro nunca llegan
los pozos de la aurora!

¡Sueños de otro hemisferio
de lo infinito!
(Jiménez, 1982, 276)

Ese mundo misterioso no pertenece a otro mundo, es el mismo mundo de todos los días y de todos los hombres, pero no es accesible de no ser por la profunda mirada poética de Juan Ramón Jiménez. El poeta nos expresa en su escritura el tránsito hacia lo desconocido, un tránsito que es una exploración de la realidad, de una realidad poética:

¿Soy yo quien anda, esta noche,
por mi cuarto, o el mendigo
que rondaba mi jardín,
al caer la tarde?...
Miro
en torno y hallo que todo
es lo mismo y no es lo mismo.
¿La ventana estaba abierta?
¿Yo no me había dormido?
(Jiménez, 1982, 59)


Esta duda sobre la propia identidad, sobre el yo y los objetos y el espacio, no es acaso una de las primeras características que se encuentra en esta exploración de lo desconocido. La mirada que el poeta realiza en torno también la hace al interior de sí mismo, sabe que es él y no es él aquel que recorre la realidad. Esta duda no hace sino enterarlo de su fractura en la que se ve implicada no solo la realidad, sino también la idea de la identidad de su ser.
La duda sobre el estar despierto o dormido indica que este nuevo saber se funda sobre el contacto inminente de la frontera que separa la realidad del sueño y la realidad de la vigilia. El poeta está ahora en esa frontera que divide las dos realidades y en esa medida percibe que “todo es lo mismo y no es lo mismo”.
Además no solo es la duda sobre la identidad del propio ser, sino también sobre la permanencia. Pues al descubrir la fractura de su identidad en otro que es él mismo, llega a la conclusión de que la otra identidad será la que continúe su viaje poético. En su libro Eternidades (1916-1917) leemos:

Yo no soy yo.
Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pie cuando yo muera.
(Jiménez, 1982, 268).

Desde esta frontera es que nos llegan los signos de su habitar, es desde esa frontera que el poeta nos informa sobre su condición y su duda mortal, pero es también desde esa frontera que el poeta asume lo desconocido.
Es desde esa realidad en que todo es lo mismo y no es lo mismo que nos llega el mensaje del poeta, porque es desde allí que el mismo se ha convertido en mensajero de lo desconocido.
La tarde es la frontera de Juan Ramón Jiménez, es por lo demás el tema, además de la rosa y la mujer, que atraviesa su obra poética. Para el poeta de Moguer la tarde no solo es el momento que separa el día de la noche, sino que es la propia puerta abierta hacia lo absoluto. Aquí dos muestras fragmentarias de dos poemas del libro El silencio es oro (1911-1913):

HORA INMENSA (Fragmento)

“Solo turban la paz una campana, un pájaro…
Parece que los dos hablan con el ocaso.

Es de oro el silencio. La tarde es de cristales.”
(Jiménez, 1982, 193)

TARDE (Fragmento)

“Cada minuto de este oro,
¿no es toda la eternidad?”
(Jiménez, 1982, 198)


El poeta nos deja rastros de lo que suponemos fue un enfrentamiento con lo desconocido. Aquí apreciamos que dicho enfrentamiento ha modificado la conciencia del poeta y por tanto su identidad ha logrado acceder a la condición de la impermanencia en esta realidad. Pero también nos expresa en sus Poemas Agrestes (1910-1911) que su viaje por lo desconocido seguirá:


EL VIAJE DEFINITIVO

…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostáljico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando.
(Jiménez, 1982, 122).

En este significativo poema no solo se aprecia la toma de conciencia del poeta sobre su condición impermanente en esa dimensión misteriosa que llamamos cotidianamente realidad, sino que se nos revela además cierta trascendencia que se descubre al echar una mirada sobre esos pájaros, que resumen la manifestación del espíritu, de lo infinito que canta sobreviviendo al cantor:

¡Otra vez tú, otra vez la primavera,
la primavera en medio de la primavera
si supieras lo que eres para mí.
¿Cómo podría yo decirte lo que eres,
Lo que eres tú, lo que soy yo, lo que eres para mí?
¡Cómo te llamo, cómo te escucho, cómo te adoro, hermano eterno,
pájaro de la gracia y de la gloria,
humilde, delicado, ajeno,
ánjel del aire nuestro,
derramador de música completa!
Pájaro, yo te amo, como a la mujer,
a la mujer, tu hermana más que yo.
(Jiménez, 1982, 370).

Al igual que la tarde, los pájaros son símbolo de ese encuentro con lo desconocido, pero ¿qué otro mundo, o más profundo universo es ese que le canta el pájaro al hombre? Del encuentro con esos pájaros, el poeta escucha el canto de lo infinito:

LOS PÁJAROS DE YO SÉ DONDE
(Fragmento)

Toda la noche,
los pájaros han estado
cantándome sus colores.

No los colores
de sus alas matutinas
con el fresco de los soles.

No los colores
de sus pechos vespertinos
al rescoldo de los soles.

(No los colores
de sus picos cotidianos
que se apagan por la noche,
como se apagan
los colores conocidos
de las hojas y las flores.)

Otros colores,
el paraíso primero
que perdió del todo el hombre,
el paraíso
que las flores y los pájaros
inmensamente conocen.

Flores y pájaros
que van y vienen oliendo,
volando por todo el orbe.

Otros colores,
el paraíso sin cambio
que el hombre en sueños recorre.
(Jiménez, 1982, 354-355)

Según Alegre, en el canto del pájaro, “el poeta reconoce un ámbito secreto, un fondo interior e infinito, “paraíso primero que perdió del todo el hombre”, en el que el pájaro habita” (1998, 202-203) y ahora le revela al hombre. Esos otros colores que le cantan los pájaros del espíritu al poeta son los colores nuevos con los que pinta su nueva realidad. Porque esta nueva realidad es fruto del trabajo poético que Juan Ramón Jiménez ha realizado como su propio combate con el infinito.
Esta realidad de lo desconocido exige por lo demás un esfuerzo del lenguaje para su comunicación. El yo poético de Juan Ramón es esencial en la identificación de la experiencia mística en la que la insuficiencia del lenguaje capta el mayor interés, Alegre lo llama “el encuentro con el ser absoluto en las profundidades del alma, la experiencia extática” (1998, 196-197). En Juan Ramón Jiménez por lo demás la reflexión sobre el lenguaje y sus implicaciones en el quehacer poético es recurrente. En Eternidades se lee:

1
ACCIÓN

“No sé con qué decirlo,
porque aún no está hecha
mi palabra.”

5
¡Intelijencia, dame
El nombre exacto de las cosas!
(Fragmento)
(Jiménez, 1982, 257).

Pero esta insuficiencia del lenguaje, esta dificultad para comunicar su experiencia con lo desconocido, es para el poeta un motivo para su labor. El poeta busca entonces una palabra suya que pueda expresar esta nueva realidad y en esa medida el poeta combate contra el lenguaje y lo lleva hacia el límite para poder comunicarle al otro su revelación.
La poesía se erige entonces como canto del pájaro espiritual de la tarde, como mensaje de la frontera, como imagen esencial de la relación con lo desconocido. No solo eso, la poesía en Juan Ramón Jiménez es signo de una nueva manera de percibir. La expresión es símbolo de la percepción de lo desconocido. Al percibir lo desconocido y transitarlo, el poeta descubre el poder esencial de lo absoluto:

LA CORRIENTE INFINITA

En mí la cojo yo, desde mi hora,
entre las dos orillas
de mi alma y su imajen infinita;
en mí la cojo, pura,
como si, en ella, el largo tiempo oscuro de los hombres
no hubiera sido más que clara eternidad.
(Jiménez, 1982, 296)

Fruto de ese transitar poético por lo desconocido es pues su nueva percepción. Y la palabra con la que nombra a lo desconocido, que es dios o lo absoluto es la “trasparencia”. Resaltamos un fragmento del poema “la trasparencia, dios, la trasparencia”, de su libro  Dios deseado y deseante de 1949, donde el poeta de Moguer nos da una muestra de ese forzamiento del lenguaje y de su novísima percepción. Es aquí además donde el lenguaje poético del autor “es tan explícitamente religioso” (Alegre, 1998, 187). Señala además Alegre, que es en los poemas de Animal de Fondo, en los que Jiménez “explica con claridad su concepción de lo divino y la relación con su poesía”, a saber, que “es lo poético lo que considera profundamente religioso” (Alegre, 1998, 187). Juan Ramón nos habla de un “dios posible por la poesía”, tal dios es inmanente, que él lo identifica con la conciencia universal, así se refiere a él en el primer poema de Animal de Fondo:

Tú, esencia, eres conciencia; mi conciencia
y la de otros, la de todos,
con forma suma de conciencia;
que la esencia es lo sumo,
es la forma suprema conseguible,
y tu esencia está en mí, como mi forma.
(Jiménez, 1982, 402)

Bajo el verbo “clariver” tenemos ahora la relación con lo misterioso, con lo que es lo mismo y no es lo mismo:

Eres la gracia libre,
la gloria del gustar, la eterna simpatía,
el gozo del temblor, la luminaria
del clariver, el fondo del amor,
el horizonte que no quita nada;
la trasparencia, dios, la trasparencia…
(Jiménez, 1982, 402)

La poesía en Juan Ramón Jiménez en tanto transitar por lo desconocido culmina en la visión poética de la trasparencia. Es esta trasparencia lo que queda de la relación con lo infinito. La poesía no se define entonces como un encubrimiento de la realidad o como una descripción de otro mundo, sino que nos devuelve la realidad de lo desconocido en lo conocido, la poesía es entonces la trasparencia de lo desconocido, la revelación misma de lo absoluto en la que el artificio del nombrar está de sobra:

EL POEMA
¡No le toques ya más,
que así es la rosa!
(Jiménez, 1982, 271).

BIBLIOGRAFÍA

Alegre, A. H. (1998). El fondo transparente en la poesía del último Juan Ramón Jiménez. ER Revista de Filosofía,  24-25, 187-206.

Jiménez, J. R. (1982). Poesía. Editorial Arte y Literatura: La Habana.




Por: Yuly Andrea Durango

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